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sábado, 3 de abril de 2010

EMANA SANTA

Los ciudadanos estamos de suerte.... esta semana no ha sido la semana fantástica del Corte Inglés, ni la semana que precede al Día de San Valentín en los Centros Comerciales... no señor; ésta ha sido la Semana Santa para la purificación de las almas.

Cientos de almas se lanzan a las calles fervorosos y llenos de una paz inhabitual. La Semana Santa une a la gente por un poder tan trascendental y arcaico que ya quedó olvidado. Da igual si eres creyente o no, lo que importa es que realices el rito de acercarte a ver algunas de las fastuosas imágenes que pululan por las calles malagueñas.

Con múltiples ritos dentro del rito (los niños haciendo bolas de cera, los carromatos con chucherías para contemplar comiendo algo en primera fila la pasión y muerte de Jesucristo, las penitencias desesperadas...) todo se convierte en un gran circo de la fe lleno de incongruencias y de misticismos que nadie comprende. No celebramos nada en estos días aciagos, sólo venimos a contemplar el martirio puro y duro del Ser Humano embebidos de hipocresía y animosidad. Como haciendo ver que sí que nos hacemos partícipes de lo que está ocurriendo allá arriba en los tronos gritamos:guapa, guapa y guapa! a una mujer que está esperando que maten a su hijo, o comemos cacahuetes mientras pasa el Cristo yaciente en los brazos de su madre.

También contemplamos como mecen los tronos y hacen filigranas cual circo se tratara.... pero.... ¿qué me dicen de la legión? ¿qué diablos hace la legión en todo éste circo? Pues ni más ni menos que aportar su granito de arena en la Semana Surrealista Santa.

Aportamos dinero sin parar a las Cofradías cual Sectas Ominosas que pasean al líder por las calles en semipenumbra de una Málaga fuera del tiempo. Y es que hay ritos que no se perderán porque al igual que el fútbol o los toros, tienen su función de sociabilidad en el ser humano.

La Semana Santa es un catálogo de imágenes que cada vez menos conectan con el interior de la persona doliente, pareciéndose más como digo a un servicio de expiación de los pecados que nos prestan en las calles y a beneficio del mejor postor.

La fiesta está servida... aunque claro, esta es solo mi opinión.

CORONEL MORTIMER.

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