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sábado, 19 de noviembre de 2011

ARRUGAS



Nuestras caras nacen impolutas, bonitas y tersas... sin arrugas concebidas. A lo largo de nuestras vidas, las vivencias van marcando surcos y estrías cual ríos constantes que en su incansable camino hacia el mar van dejando cicatrices incurables en el sustrato de la tierra.
Reímos y lloramos dejando impronta en nuestras faces, y nunca fue más cierto aquello de que nuestras caras son el espejo del alma. El dolor, la enfermedad, el castigo físico, psicológico y social nos va horadando la cara moldeándola cual blandengue plastilina usada por un millar de infantes.
La risa también cuenta, claro, junto con la alegría y los grandes momentos. Se estiran los mofletes, las comisuras se alargan... todo ello conforma un rostro de surcos alegres que tienden hacia arriba, en vez de hacia abajo...
Conjuntos de células multiformes prestas a distribuirse según las emociones, incansables reductos de vida que se acumulan en un eterno ciclo de envejecimiento y progresiva muerte para dar a nuestras caras un tono amarillento y falto de vida. Porque nuestra cara es como un álbum que sin prisa pero sin pausa va coleccionando arrugas hasta que rellenamos definitivamente el álbum... el inexorable tiempo acaba con la elasticidad, el colágeno y el aspecto fibroso, dejando a su paso rastrojos de grasa y flaccidez...
Sin embargo, la sonrisa de un recién nacido es digna de contemplarse. No hay lugar para las arrugas porque la mágica alegría de las vivencias del recién nacido a la vida todavía pueden permitirse no transformar su rostro. Aspecto vivo y sonrosado, nuevo y maravilloso que por desgracia acabará madurando y añejándose a base de vivencias y castigos corporales autoimpuestos como las dietas, el tabaco o las drogas...
Cuidemos pues un poco nuestras caras. Cultivemos con orgullo las arrugas que de antemano sabemos que saldrán y exhibamos con orgullo las que son provocadas por la risa y los buenos momentos... pues aquellas que salen por los malos momentos, el llanto y la tragedia por desgracia son intocables y cual tiránicos dictadores reclaman su parte de tejido, a sabiendas de que estropearán el conjunto final.

3 comentarios:

  1. Creo que puedo decirte que éste ha sido el post que más me ha gustado de todos los que has escrito hasta ahora!!!!!!!!!!! Me parece que, aparte de estar muy bien escrito, refleja perfectamente el proceso y significado del fenómeno en cuestión. También tocas mi fibra sensible con el tema, jeje, pq estoy como que muy rallado-obsesionado con ellas, cada vez más. Intento combatirlas, aunque sé que ya están apareciendo y aparecerán, pero haré todo lo posible por retardarlas y bueno, cuando ya no haya nada más que hacer las asumiré y luciré como dices en tu post. Un beso!!!!

    P.D. Por cierto, te he contestado el comentario que has dejado en mi último post. Gracias!!!!

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  2. Un beso para tí también... pero a lo Sara Montiel para que no se nos arrugue la cara...
    Y no te preocupes, que tú no tienes arrugas, y si te salen, ojalá sean de felicidad.

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  3. Los dos estáis estupendos

    Humildemente, Ana de Michael

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