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martes, 27 de septiembre de 2011

BONG


Uno de los grupos que más me han impresionado estos últimos años son los ingleses BONG (NEWCASTLE) que con tan sugerente nombre invitan a conocer su amplia y desconocida discografía. Formados en 2005, en apenas 6 años se han labrado un tremendo currículum a base de una ingente cantidad de ediciones: 6 splits, 9 live albums, 3 full lenghts, un par de boxed sets, 1 ep y alguna que otra recopilación. Decir tiene que la mayoría de ellas son prácticamente inencontrables en formato físico, aunque con un poco de empeño y tesón pues la verdad es que ya me he adueñado de unas cuantas.
La formación que compone BONG destaca por la incorporación de un individuo (Ben Freeth) que toca el Sitar y el Shahi Baaja (una especie de Bulbul Tarang hindú electrificado y modificado con un sonido ligeramente parecido al banjo con una doble vertiente: por una parte tiene un conjunto de cuerdas para hacer melodías, y por otra otro conjunto de cuerdas para efectos drone tipo harmonio), además evidentemente de bajo, batería, guitarras y efectos...



Partiendo de estas premisas y bebiendo de fuentes tan dispares como los míticos YOB, SLEEP, OM y la música cósmica alemana, BONG crean un universo particular donde las pipas de agua no paran de arder... donde se viaja a través del sueño a dimensiones desconocidas que no son más que distorsiones de nuestra propia realidad. BONG suenan pues espesos, hipnóticos y correosos como un mal sueño... cual versión hipnagógica de nuestro mundo que en los albores del despertar todavía no haya sido bien definido... un mundo donde las cosas están distorsionadas por la vibración interna de los núcleos.




BONG son un mal viaje mántrico hacia los ASKLEPEION griegos, donde los médicos IATROMANTIS o sanadores espirituales inducían a sus pacientes a enfrentarse a sus propias pesadillas mediante sueños provocados por sustancias psicoactivas. Al escuchar su música no puedo parar de pensar en el KRAUT alemán más desconocido y enfermo, cual primeros POPOL VUH o ASH RA TEMPEL pasados por una capa de barniz doom oleosa e impregnada en PATCHOULÍ...
Sus canciones tienen desarrollos lentos, con múltiples instrumentos que se van sumando a la orgía musical cual jam session interminable y caótica, pero que siempre, misteriosamente, acaba llegando a buen puerto. Cuatro músicos recitando arcanos insondables y conectando con la REALIDAD ÚLTIMA. Cuatro músicos muy, muy puestos de hierba...

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